"Los jóvenes hoy día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida y le faltan el respeto a sus maestros."
Cuando escuché esta frase en una conferencia de docentes hace un par de años estuve completamente de acuerdo con ella ya que, teniendo hijos adolescentes, la misma reflejaba la realidad que vivía a diario. Estos chicos que no respetaban los espacios ajenos, el mío sobre todo, ni las pertenencias de otros (sus hermanos) y que, además, ¡pretendían ser respetados! eran motivo de mi preocupación e impotencia.
Por otra parte, como docente, también sufría el atropello de su irrespetuosa conducta y me sentía frustrada al no poder manejar la situación. Esa frase marcó mi vida y mi carrera docente. Y digo esto porque cuando el disertante, después de haber recibido la aprobación de casi todos los presentes con un enfático "totalmente de acuerdo", aclaró que quien lo dijo fue Sócrates (470-399 a C.) me di cuenta lo equivocada que estaba. Entonces se hizo un silencio reflexivo y vino la consecuente aclaración: ésa es una característica de la juventud, nosotros también fuimos iguales de desconsiderados, desobedientes, transgresores, distraídos.Y si como docentes y como padres no consideramos estas características de la etapa que están atravesando nunca conseguiremos establecer una sana comunicación que los lleve a madurar y adquirir conductas apropiadas. Hay que acompañarlos en su crecimiento, no tratar de "manejarlos". Hay que ejercer la tolerancia y la paciencia al máximo para educar con el ejemplo. Sé que no es fácil pero cuando tomamos conciencia de su proceso y los comprendemos entonces y sólo entonces podremos crear vínculos sanos y sólidos que nos lleven juntos a aprender y disfrutar la compañía ajena.
La seguimos en la próxima
Prof. Nora Guerrero
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