Hablar de éxito nos conecta inmediatamente con su antónimo: el fracaso. Y es que asociamos el término con la idea de salir triunfante de un reto o desafío; entonces, cuando no logramos el triunfo, lo llamamos fracaso.
Ya lo dijo Thomas Alva Edison ¨Una experiencia nunca es un fracaso, pues siempre viene a demostrar algo¨ . Si tomamos en cuenta esta cita cambiaremos nuestra idea del fracaso y, por ende, nuestra actitud ante el mismo.
Cuántas veces nos sucede que ante el temor de no poder conseguir el éxito cesamos en su intento y nos perdemos la posibilidad de aprender de la experiencia. Y cuántas veces hemos conseguido lo que intentamos sin haberlo creído posible siquiera, y es entonces cuando nos damos cuenta del enorme potencial que tenemos.
La vida es una aventura y una experiencia, es la suma de fracasos que nos conducen al éxito pues de todo lo que aprendemos intentándolo vamos vislumbrando el camino correcto hacia el logro del objetivo. Y aún no consiguiendo lo que nos propusimos, la sabiduría que nos queda nos aleja de la idea negativa de habernos convertido en fracasados. Por último, es bueno recordar que aceptar la frustración es aceptar las limitaciones y que como padres principalmente, no debemos evitarles las frustraciones a nuestros hijos pues siempre se sale fortalecidos de ellas.
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