Hace poco tuve la oportunidad de
presenciar un concurso de una colega quien debía con el mismo defender
su cargo en la universidad. No tan solo lo presencié sino que la
acompañé en su largo período de preparación, angustia, insomnio e
inseguridad. Afortunadamente ya lo rindió con una puesta brillante, aún
con la carga de nervios a cuestas.También su hija, quien había rendido
un examen de ingreso, me contó su experiencia traumática ante esta
situación y cuando creía que había sido desaprobada, le anunciaron la
nota final: diez. Esto me hizo plantear algunas hipótesis como la que
titulo este artículo: los exámenes atentan contra la autoestima de la persona.
No
tan sólo entra en juego el conocimiento de la asignatura que se evalúa
sino toda la fortaleza interior o no, que tenga la persona evaluada.
Porque más allá de lo que se sabe, se pone en tela de juicio la
capacidad emocional del evaluado, para lo cual no se recibe capacitación
sistemática dentro del ámbito escolar. Cuántos casos hay de estudiantes
que, luego de desaprobar un examen o quedar de curso, se suicidaron.
Capítulo aparte es hablar de los docentes evaluadores que no pudieron desarrollar la empatía y
se empeñan en descubrir qué es lo que no sabe el estudiante, gozando
ante cada tropiezo y pretendiendo con esa actitud brindar "calidad
educativa". En realidad, lo que ponen de manifiesto esos docentes es su
"ignorancia (ignorancia en el sentido más
profundo de la palabra, que no guarda relación con la alfabetización
sino con entender lo que nos pasa y lo que pasa en torno a nosotros)... y
la escuela viene a rematar esta postergación de lo afectivo, pues nada
necesitaríamos tanto como una educación afectiva o interpersonal, una
educación de esa capacidad amorosa que es la base de la buena
convivencia y la participación en la comunidad –y que tan críticamente
está faltando en el mundo." (Cambiar la Educación para Cambiar el Mundo-Claudio Naranjo).
Por
qué digo que los exámenes atentan contra la autoestima del que rinde,
porque aunque haya estudiado y sepa muchísimo, siente que no sabe nada y
su mayor temor es quedar en ridículo frente a los otros. Entonces la
propuesta sería trabajar más en apuntalar la autoestima del educando con
las herramientas para tal fin. Cuando los docentes trabajen primero con
la propia, entonces y sólo entonces, se darán cuenta de la importancia
de la misma e integrarán a sus prácticas educativas el desarrollo de la
autoestima del educando.
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