viernes, 3 de febrero de 2012

MI HIJO FRACASÓ EN SUS ESTUDIOS


Llega esta época del año cuando nuestros hijos se ven atocigados por tantas materias que tienen para rendir, a diferencia de otros compañeros, los menos, que ya disfrutaron sus vacaciones y lo siguen haciendo ya que no adeudan materias. Y pensamos con dolor que fracasaron en sus estudios. Pero esta idea del fracaso amerita una reflexión más profunda.
 En primer lugar vamos a aclarar lo que signica la palabra “fracaso”. El diccionario nos dice que el fracaso es “caída con estrépito; rompimiento, hundimiento estrepitoso de algo”. Y desde esta concepción un alumno que fracasa es aquel que ha llegado a la cima del saber, que se destaca por su esfuerzo, tenacidad, dedicación y que a pesar de eso, fracasa. Entonces, ¿cabe hablar de fracaso o mejor hablamos de abandono? 
Y si hablamos de abandono la pregunta que surge es abandono de quién. Creo que en primer lugar es el abandono del alumno hacia sí mismo; en segundo lugar, el abandono de los padres en lo que respecta a controlar y apoyar la tarea de la escuela desde la casa, y por último, el abandono de los docentes en el sentido de no reconocer al alumno como persona y a la tarea de enseñar como un acto de amor.
Entonces nuestra tarea como padres responsables será,en primer lugar, concientizar a nuestro/a hijo/a de que nada se consigue sin esfuerzo, de que todo triunfo está precedido por acciones que demandan tiempo y renuncias y que si otros pudieron él/ella también podrá. 
Uno de los factores determinantes de conseguir logros es creer que se puede, creer en sí mismos, a pesar de los fracasos anteriores. Entonces la mirada debe cambiar de frecuencia, pasar de negativa a positiva. En lugar de sentir que todo me fue mal porque "yo no sirvo para", o de echar culpas afuera "la profe no me quiere", hacer un auto análisis reflexivo:¿Por qué no me fue bien? ¿Cuáles fueron mis errores? ¿Qué cosas debería cambiar: hábitos de estudio, estrategias, tiempo?¿Cómo puedo hacer para ayudarme y apoyarme en lugar de boicotearme?
Seguramente que es toda una tarea la que propongo, pero los resultados que obtendrán nuestros hijos los gratificarán a ellos y a nosotros por ende, pues como padres queremos, nada más y nada menos, que ellos sea felices.
Por último, en lugar de pensar en fracaso pensemos en oportunidades para aprender y apoyemos a nuestros hijos desde el amor incondicional: "ámame cuando menos lo merezca pues es cuando más lo necesito".
¡Éxitos en los exámenes! 

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