EL DIÁLOGO: EL GRAN AUSENTE EN LAS AULAS

 Es de fundamental importancia incluir el diálogo en las interacciones con los alumnos, especialmente el diálogo interpersonal donde se atiende a las complejidades de cada ser humano que está frente al docente; porque cada alumno es un ser humano complejo y con múltiples problemáticas como lo es también el docente.

Cuando como docentes tenemos una situación crítica que nos hace estar dispersos en nuestro trabajo o no poder cumplir ciento por ciento con el mismo, lo menos que esperamos es que nuestro directivo nos tome en cuenta y se solidarice con nuestra situación. A veces basta solamente que nos dedique unos minutos a escucharnos, o que nos acompañe con alguna sugerencia o, simplemente, que nos apoye con su afecto. Y si esto nos sucede como adultos, es de imaginar la necesidad que sienten nuestros alumnos de nosotros, sus docentes.

El problema está en que, erróneamente, se cree que atender a los conflictos personales en las clases es, literalmente, perder el tiempo.

Hay que generar un espacio de paz y armonía en el aula para que los conceptos puedan ser aprendidos e incentivar la motivación (la cual tiene que ver con la parte emocional) para que la frustración no se apodere tanto del que aprende como del que enseña. Y para esto hay que conocer la importancia de desarrollar la inteligencia emocional.

Volviendo al diálogo, es a través del lenguaje que se construye el mundo afectivo y también es a través del mismo que se generan vínculos. Cuando un docente logra establecer vínculos sanos con sus alumnos, la mitad de la tarea de educar ya está realizada.

Recordemos que el mejor instrumento de conocimiento del otro es la palabra por lo tanto hagamos del diálogo un hábito saludable. Y cuando lo logremos habremos también desarrollado otra gran herramienta de encuentro con el otro, la capacidad de escuchar.

Nora Guerrero